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Exigen auditoría por “Prácticas de culo”

  • Foto del escritor: Bidder
    Bidder
  • hace 11 minutos
  • 2 Min. de lectura
El taller ofrecía movimientos de pelvis freestyle con un enfoque descolonial, mezclando técnicas de twerk, funk brasileño y danza contemporánea.

Una nueva controversia sacude al Ministerio de las Culturas, tras conocerse la ejecución del taller “Prácticas de culo”, promovido por la organización Espacio Vitrina y difundido con logos de financiamiento estatal. Los diputados Miguel Mellado, Carla Morales, Jorge Durán y Eduardo Durán oficiaron a la Contraloría General solicitando una auditoría al programa “Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras” (PAOCC), acusando posible uso indebido de recursos fiscales.


El taller ofrecía movimientos de pelvis freestyle con un enfoque descolonial, mezclando técnicas de twerk, funk brasileño y danza contemporánea. Según los parlamentarios, si bien no existe financiamiento directo a esta actividad, sí hay apoyo indirecto evidenciado en la gráfica promocional, donde figuran los logos del PAOCC y la Red de Salas de Teatro RM, que recibió $139 millones en 2025.


El oficio plantea dudas sobre la compatibilidad de este tipo de iniciativas con los objetivos declarados del programa. “Politizar el cuerpo desde el goce, la grasa y la sensualidad”, como señala la convocatoria del taller, sería ajeno a los fines públicos y podría afectar la elegibilidad de las organizaciones beneficiadas, advirtieron los diputados.


Además, exigieron a la Contraloría establecer normas claras sobre el uso de logos institucionales, para evitar que actividades privadas generen confusión respecto al respaldo del Estado. “No corresponde que se usen recursos fiscales en este tipo de propuestas, menos aún cuando hay prioridades ciudadanas urgentes como seguridad”, criticó el jefe de bancada RN, Miguel Mellado.


La polémica se suma a una creciente preocupación por la fiscalización del uso de fondos públicos en cultura. Los parlamentarios instaron al Ministerio a entregar no solo explicaciones técnicas, sino una señal política clara sobre los límites del financiamiento estatal y la responsabilidad institucional en la difusión de contenidos culturales.

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